Manuel Torre

El jerezano Manuel Torre (1880-1933), cuyo nombre original fue Manuel Soto Loreto, fue uno de los cantaores más idolatrados del siglo XX, y ha seguido siendo el gran símbolo místico del cante gitano. Enigmático, convertido en fetiche e inspiración poética por buena parte de la generación del 27, Federico García Lorca incluido, se convirtió en el más famoso seguiriyero de su tiempo dejando una escuela que perdura hasta la actualidad.
Según algunos estudiosos del flamenco como Antonio Zoido, la letra de esta seguiriya, inevitablemente asociada a la interpretación magistral que de ella hiciera Manuel Torre, pudo hacer referencia a los días concretos en los que se puso en marcha la llamada Prisión General de los Gitanos, o Gran Redada. El 30 de Julio de 1749, el Reino de España inició el plan ideado por el Marqués de la Ensenada para exterminar al Pueblo Gitano de todo el territorio del Reino de España. Por múltiples razones, después de décadas, la operación fracasó, pero dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de nuestro pueblo. En esta seguiriya, quien la canta se lamenta repetidamente sobre la existencia de esos dos días “señalaitos” y a continuación se dirige hacia el mismo Dios para pedirle que alivie las ducas, o duquelas (los dolores, en Romanó), a su madre. Así, la angustia de la persecución es angustia por el dolor que la misma pudiera causar a la madre, buscando una vía para, de nuevo, reafirmar ese giro último del gitano sufriente hacia la figura materna.

«Eran tan grandes mis penas/ que no caben más
[…] eran dos días señalaítos de Santiago y Santa
Ana/ y yo le rogué a mi Dios/ que le aliviara
estas ducas/ a mi madre de mi corazón
».