Ya sea en el arte flamenco, en la poesía o en la música, las y los artistas romaníes siempre se han dirigido hacia la figura materna para expresar su dolor, sus fatigas existenciales o las miserias materiales contra la que, a causa del antigitanismo institucional, se han visto obligados a luchar. Los porqués de esta evidente singularidad, expresada en el amplio campo artístico, no son fácilmente reductibles a elucubraciones pseudo-psicoanalíticas realizadas desde un ‘afuera’ antropológico. No obstante, es significativo que, a pesar de las diferencias geográficas y contextuales, las voces romaníes del arte se giren, de manera consciente o inconsciente, constantemente hacia la gran figura materna en momentos en los que todo lo demás está en peligro. Deberíamos ver en ello, no simples alusiones a la madre física e individual, sino a algo más profundo y arquetípico aún por explorar en términos propiamente gitanos.
El primer y último "ay" fueron para la madre